sábado, 25 de septiembre de 2021
La Unidad Funcional de mama y Tejidos blandos, atiende pacientes con 4 patologías principales; cáncer de mama, melanoma y carcinoma escamocelular de tronco y extremidades, sarcomas de extremidades y retroperitoneo. Pero además contamos con un cirujano oncólogo entrenado cirugía de retroperitoneo o Sugarbaker.
Cáncer de mama:
El cáncer de mama es la aparición progresiva, anormal y desordenada de células mamarias atípicas dentro y fuera de los conductos y lobulillos de la mama, lo que conduce al desarrollo de un tumor maligno y potencialmente muy agresivo que, con el paso del tiempo, tiene la capacidad de invadir órganos vecinos y a distancia. Este cáncer es el más frecuentemente diagnosticado en el mundo en la población general, pero el primero en las mujeres. De acuerdo con las agencias internacionales que analizan las estadísticas del cáncer a nivel mundial, para Colombia, en el año 2020, el número de casos nuevos de cáncer de mama fue de 48.3 casos por cada 100 mil mujeres, y las muertes por esta causa de 13.1 por cada 100 mil mujeres.
Los síntomas asociados al cáncer de mama incluyen: masa mamaria, cambios en las características de la piel de la mama (enrojecimiento o coloración, retracción de la piel o el complejo areola-pezón y edema o piel de naranja), cambios en el tamaño de la mama, secreción o salida de líquido a través del pezón y masas axilares (ganglios aumentados de tamaño). Muy pocas veces el cáncer de mama se manifiesta con dolor mamario, y cuando lo hace, generalmente ocurre por un tumor que se encuentra localmente avanzado. Sin embargo, aunque se trata de un síntoma muy inespecífico, el dolor mamario en pacientes mayores de 30 años amerita una consulta médica para descartar otras patologías y tranquilizar a las pacientes. La detección temprana del cáncer de mama implica consultar tan pronto como se reconozca alguno de estos síntomas mamarios de alarma antes mencionados, ya que el diagnóstico y el tratamiento temprano pueden salvar muchas vidas.
En pacientes sin síntomas mamarios de alarma y sin antecedentes familiares de relevancia, se debe realizar el autoexamen de mamas cada mes a partir de los 30 años, el examen clínico de mamas cada año a partir de los 40 años, y la mamografía de tamización de forma bienal a partir de los 50 años. Aunque el autoexamen y el examen clínico de las mamas no se consideran estrategias de tamización, aumentan el autoconocimiento y empoderan a las mujeres sobre la importancia de estar atentas a los cambios en su cuerpo. Por otro lado, la evidencia científica que existe hasta ahora señala que la mamografía permite la identificación del cáncer de mama en estadios más tempranos, disminuyendo así la mortalidad (en aproximadamente un 25%).
Aunque la mayoría de las mujeres no tienen factores de riesgo claros para el desarrollo de un cáncer de mama, se conoce que la edad, el historial reproductivo (primera menstruación temprana y última menstruación tardía, nuliparidad, consumo de anticonceptivos orales combinados por más de 10 años), biopsias mamarias previas cuyo resultado muestre atipias, la obesidad, las mamas densas, los antecedentes familiares de cáncer de mama u ovario, las mutaciones en genes de alto riesgo de cáncer de mama (pj. BRCA 1/2) y la radioterapia en la pared del tórax, entre otros, incrementan la posibilidad de desarrollarlo.
El diagnóstico definitivo del cáncer de mama se hace a través de la biopsia de la lesión mamaria, generalmente con una aguja gruesa que permite la obtención de fragmentos más grandes de tejido tumoral. Su estudio se complementa con imágenes de las mamas (ecografía y mamografía), de los pulmones (radiografía o tomografía), del abdomen (ecografía y tomografía) y de los huesos (gramagrafía ósea). Dependiendo de los síntomas que presenten las pacientes al momento del diagnóstico, puede ser necesario realizar otra imágenes como La resonancia magnética e incluso tomografía por emisión de positrones (PET-CT). Lo anterior, ofrece información relevante sobre el subtipo del cáncer (histológico y biológico), y ayuda a dirigir el tratamiento así como a definir la intención del mismo.
En principio, se reconocen tres grandes momentos o fases del cáncer de mama. En sus estadios tempranos, el cáncer suele estar localizado únicamente en la mama. Cuando el cáncer está localmente avanzado se encuentra no sólo en la mama sino también en los ganglios linfáticos ipsilaterales (axila, cadena mamaria interna o fosa supraclavicular). Finalmente, en su estadio más avanzado, estadio IV o metastásico, el cáncer ha tenido propagación sistémica a órganos como el hueso (60% de los casos), el pulmón (40% de los casos), el hígado (30% de los casos), el cerebro (10-15% de los casos), etc. Es por esto que en pacientes con antecedente de cáncer de mama, síntomas como el dolor óseo (principalmente de la columna o las caderas), la dificultad respiratoria, el cansancio, el «ahogo», el dolor abdominal o de cabeza, pueden indicar compromiso tumoral a distancia y ameritan una pronta remisión al especialista en mama u oncología clínica. Cuando el cáncer de mama se encuentra en estadios tempranos o localmente avanzados, la intención del tratamiento es curativa, es decir, se busca eliminar por completo la enfermedad y que la paciente retome su vida de la forma más normal posible. Cuando el cáncer de mama es metastásico, la intención del tratamiento es paliativa, pues lo que se busca es prolongar y mejorar la vida, disminuyendo las complicaciones asociadas al tratamiento oncológico continuo, y en la medida de los posible, libre de dolor.
El tratamiento del cáncer de mama exige un esfuerzo multidisciplinario que involucra especialidades como la cirugía de mama, la oncología clínica, la radioterapia, la cirugía plástica, entre otras. Dado que se trata de una enfermedad muy compleja, a menudo las pacientes requieren no sólo cirugía y quimioterapia, sino también radioterapia, terapia hormonal, terapia dirigida e inmunoterapia. Lo anterior será determinado fundamentalmente por el subtipo (biológico) del cáncer y por el estadio clínico al momento de su diagnóstico. Se ha demostrado que cuando las pacientes son tratadas integralmente, los desenlaces oncológicos son mejores. De ahí la importancia de su atención es centros oncológicos especializados como el INC. Desafortunadamente el 60% de las pacientes que ingresan a la Unidad Funcional de mama del Instituto se encuentran con enfermedad avanzada o metástasica, pero pese a esto hemos logrado tener un porcentaje de mortalidad alrededor del 15% en las pacientes que continúan en seguimiento, ya que un porcentaje similar es trasladado a otras instituciones.
Muchas mujeres con cáncer de mama sobreviven a él. Hoy en día se estima que más del 90% vivirán al menos 5 años después de su diagnóstico. Tras el tratamiento médico completo, es posible hacer una vida normal pero continuando el seguimiento clínico e imagenológico durante toda la vida, lo que incluye un examen clínico al menos cada año, así como la mamografía anual y los medicamentos de mantenimiento (generalmente hormonales). Se aconseja mantener un peso adecuado, realizar ejercicio de forma regular y alimentarse saludablemente. Ante cualquier signo de alarma en las mamas, o ante un síntoma sistémico nuevo (respiratorio, gastrointestinal, óseo, cerebral, etc.), se aconseja también consultar precozmente al médico.
Melanoma
La melanina es el pigmento que da color a la piel, es producida por células llamadas melanocitos que se encuentran en la capa mas superficial de la piel, la epidermis. El melanoma ocurre cuando los melanocitos sufren daños y nuevas células crecen sin control formando un tumor maligno, es uno de los canceres de piel con mayor potencial de invadir órganos a distancia. Para el año 2020 en Colombia se diagnosticaron 1805 casos nuevos y las muertes por esta causa fueron 490.
El melanoma se puede presentar en cualquier parte del cuerpo, frecuentemente se desarrolla en áreas de mayor exposición solar como brazos, piernas, cara, espalda y también puede ser encontrado en áreas de no exposición como plantas de pie, palmas y lechos ungueales.
Los factores de riesgo para desarrollar melanoma son múltiples, entre ellos la exposición excesiva a rayos ultravioleta del sol o de cámaras de bronceo, personas con piel clara, cabello claro y ojos claros o que se queman fácilmente con la exposición solar, genero masculino, edad avanzada, aquellos con lunares atípicos o múltiples (>50), historia de inmunosupresión adquirida o secundaria medicamentos, residencia en regiones soleadas o cercanas a la línea Ecuatorial, antecedente familiar de melanoma, antecedente personal de cáncer de piel o que presenten síndromes genéticos que los hagan mas susceptibles de esta enfermedad (Mutaciones en CDKN2a, CDK4, MC1R, BRCA2, PTEN entre otros).
Una guía practica para detectar el Melanoma es la regla ABCDE en las lesiones de piel:
· Asimetría: Las dos mitades de una lesión no coinciden.
· Bordes: Irregulares y difíciles de definir.
· Color: Múltiples colores en la misma lesión.
· Diámetro: Lesiones de mas de 6 mm
· Evolución: Lunares con cambios en su tamaño, forma o color.
El diagnóstico se basa principalmente en la biopsia de piel, analizando profundidad de la lesión, ulceración, tasa de división celular entre otros.
Una vez se confirma el diagnóstico de melanoma, es importante un examen físico y de piel minucioso en búsqueda de otras lesiones sospechosas adicionales o de compromiso ganglionar regional o a distancia. Dependiendo de las características del tumor inicial, los hallazgos al examen físico y los síntomas referidos por el paciente pueden ser necesarios exámenes complementarios como ecografía de cadenas ganglionares regionales, tomografías de tórax, abdomen, tomografía con emisión de positrones, o resonancia magnética cerebral. Lo anterior es con el fin de realizar una evaluación completa y objetiva de la enfermedad para enfocar el mejor tratamiento disponible en cada caso.
El tratamiento del melanoma requiere un equipo multidisciplinario que involucra especialidades como la cirugía oncológica, dermatología oncológica, la oncología clínica, la radioterapia, la cirugía plástica, entre otras. El tratamiento principal del melanoma es la resección quirúrgica con márgenes negativos, lo cual puede ir acompañado de biopsia de ganglio centinela o resección de cadenas ganglionares regionales, así como de terapias sistémicas dirigidas o inmunoterapia. Lo anterior será determinado fundamentalmente por los hallazgos en el estudio de patología y el estadio clínico al momento del diagnóstico.
El melanoma continúa incrementando su incidencia en el mundo, aunque no es el cáncer de piel mas común, es uno de los mas letales. Es tratable con cirugía en sus etapas más tempranas con una supervivencia a 5 años del 98%, sin embargo, este porcentaje disminuye cuando los pacientes son diagnosticados con enfermedades avanzadas o metastásicas. El aumento en la incidencia de esta patología ha sido atribuido por la exposición a rayos utravioleta y a mayor vigilancia clínica, por lo tanto es un esfuerzo para la salud publica generar conciencia en reducir la exposición a la radiación ultravioleta, medidas de protección como pantallas o filtros solares, uso barreras físicas que limiten la exposición solar (sombreros, gafas, mangas largas, entre otros), examen de piel de forma regular y consultar tempranamente en caso de detectar lesiones sospechosas en la piel.
Carcinoma Escamocelular
El Carcinoma Escamocelular representa aproximadamente el 20% de todos los cáncer de piel, siendo el segundo más común después del carcinoma basocelular. Hay tres capas principales en la piel; las células escamosas se encuentran en la capa más superficial llamada epidermis. La causa principal es la radiación ultravioleta que genera daño en el DNA de los queratinocitos. Existen ciertos factores que incrementan la posibilidad de padecer este tipo de cáncer, entre ellos la exposición crónica al sol, el uso de cámaras de bronceo, la presencia de cicatrices o heridas crónicas, vivir cerca a la línea ecuatorial, la exposición a radiación ionizante, infección por el virus del papiloma humano, esposición ocupacional a arsénico o hidrocarburos, síndromes genéticos que hacen más susceptible a los daños causados por el sol (Albinismo) o alteran la reparación de estos daños (Xeroderma Pigmentoso), tener un sistema inmune débil, ya sea por enfermedades adquiridas o secundario a medicamentos, además las personas con piel clara o que se queman fácilmente con la exposición solar también tienen un riesgo mayor de presentar esta enfermedad.
El carcinoma escamocelular generalmente se presenta en áreas de piel con mayor exposición al sol, en áreas de cicatrices, quemaduras, úlceras o heridas crónicas y áreas de piel con exposición a radiación previa. Se manifiesta clínicamente como una lesión descamativa, que puede progresar a áreas nodulares o ulceradas. Para su diagnóstico es necesario realizar una biopsia de piel en la cual el patólogo analiza la profundidad de la invasión, diferenciación, compromiso perineural o vascular, entre otros factores.
Aunque el carcinoma escamocelular se origina en la piel, tiene el potencial de comprometer las cadenas ganglionares regionales o hacer metástasis a otros órganos distantes. El examen clínico debe ser cuidadoso en búsqueda de compromiso ganglionar regional, en aquellos de alto riesgo o ante la sospecha de metástasis se deben realizar estudios complementarios. En las fases tempranas el tratamiento principal es la cirugía, garantizando márgenes negativos, la resección de la lesión puede estar o no acompañada de biopsia de ganglio centinela o resección de la cadena ganglionar regional según sea el compromiso ganglionar. Existen otras modalidades de tratamiento empleadas como la radioterapia o terapia sistémica, especialmente útiles en los pacientes no susceptibles de tratamiento quirúrgico.
La prevención es un pilar fundamental de la salud publica, las medidas especificas a tomar para prevenir esta enfermedad son el uso de barreras físicas para evitar la exposición solar directa (sombrilla, sombrero, ropa de manga larga, entre otros), uso adicional de protector solar, evitar cámaras de bronceo, evitar exposición solar en horas de mayor radiación y realizar examen periódico de la piel.
Las estadísticas de cáncer de piel muestras una aumento importante de estos tipos de tumores, por lo que es importante tomar medidas de prevención y estar atento a los cambios en la piel para consultar de forma temprana.
Sarcomas de extremidades:
Son tumores de baja incidencia, representan el 1% de los tumores malignos en adultos. Se originan en su mayoría en el mesodermo y algunos en el ectodermo.
Los principales objetivos terapéuticos en el manejo de los tumores de tejidos blandos de extremidades, son disminuir la recurrencia local, mejorar la supervivencia y minimizar la morbilidad. La resección quirúrgica es el pilar fundamental del tratamiento de este tipo de tumores independientemente de su sitio de origen. Dentro de estos se cuenta con la escisión simple de la lesión macroscópica, resecciones con margen amplio, resecciones compartimentales (cirugías de salvamento de extremidad) y las amputaciones que son curativas cuando no hay enfermedad metastásica y paliativas cuando hay enfermedad metastásica, hemorragia, dolor intratable, infección, gangrena, ulceración o linfedema severo; pero éstas últimas han sido procedimientos con unas características mórbidas universalmente significativas, y además las amputaciones se asocian con mortalidades hasta del 50%.
No obstante hoy en día son muy cuestionadas dichas intervenciones quirúrgicas mutilantes por su impacto deletéreo en la calidad de vida, la supervivencia y control loco-regional de la enfermedad, impacto negativo en la autoimagen y autoestima, disminución de la funcionalidad física, la presencia de dolor (fantasma) y la imagen social, por lo que el enfoque terapéutico tanto de sarcomas, carcinomas escamocelulares y melanoma es la cirugía de salvamento de la extremidad a través de resecciones locales amplias o resecciones compartimentales: las resecciones locales amplias son resecciones quirúrgicas donde el margen oncológico está entre 1 y 2 cm de la periferia de la lesión tumoral (considerando periferia la pseudocapsula tumoral que es el limite del tumor formado por agregados de células tumorales necróticas que se localizan en dicha periferia cuyo centro es el tumor en actividad permanente) cuya tasa de recaída es del 15% sin impacto en supervivencia global; las resecciones compartimentales se realizan cuando el tumor compromete un grupo muscular completo sin lograr alcanzar márgenes de resección local amplia, teniendo en cuenta el concepto que en los sarcomas las fascias musculares limitan la extensión a compartimientos musculares subyacentes (los compartimentos en las extremidades son tres en el brazo (deltoides, anterior y posterior), en el antebrazo tres (dorsal, anterior o volar y radial), en el muslo tres (anterior, posterior y medial) y en la pierna cuatro (anterior, lateral, posterior superficial y posterior profundo), con similares tasas de recaída a la resección local amplia.
Debido a la introducción de esquemas de tratamiento multidisciplinarios (cirugía y/o quimioterapia y/o perfusión aislada de la extremidad y/o radioterapia) el número de pacientes con indicación de amputaciones mayores ha disminuido, incluso de un 40% al 5%-10%, cobrando relevancia la cirugía de salvamento; por esto es que actualmente solo se realizan amputaciones en pacientes que presenten tumores proximales, de alto grado histológico, recurrentes, de gran tamaño o que comprometen estructuras neurovasculares mayores.
Para lograr un impacto en una población especial para una patología poco frecuente, los sarcomas de los tejidos blandos deben ser tratados por grupos de especialistas idóneos que conformen un equipo multidisciplinario, como el de la Unidad Funcional de mama y tejidos blandos del INC, el cual cumple los estándares internacionales con el manejo de mas de 100 pacientes al año, tal como lo recomiendan las guías NICE (National Institute for Health Clinical Excellence) y las Clinical Guidelines Network del Australasian Sarcoma Study .
Como miembros del equipo multidisciplinario, el grupo de tejidos blandos del INC cuenta con cirujanos oncológicos de tejidos blandos, radiólogo especialista en oncología, patólogo oncólogo, oncólogo médico y enfermera oncóloga, con miembros extendidos de otras especialidades como oncólogos radioterápicos, dermatólogos oncólogos, entre otros.
De acuerdo con la evidencia actual, la supervivencias global y la supervivencia libre de enfermedad en los pacientes con este diagnostico mejoran de manera significativa si son realizadas por un equipo multidisciplinario con experiencia.
El objetivo de la cirugía de los sarcomas de tejidos blandos en las extremidades es alcanzar un adecuado margen oncológico suministrando una reconstrucción funcional como sea posible, por lo que con el uso de la quimioterapia y radioterapia neoadyuvante se está logrando llegar a esta meta, sumado a una evaluación preoperatoria imagenológica más precisa con las nuevas técnicas radiológicas; la cirugía de salvamento de extremidad es ahora el principal objetivo a alcanzar, logrando llegar en este tipo de patologías al 90% de los casos. Por lo tanto, es un reto técnico que debe ser realizado por un especialista entrenado en estas patologías que domine la técnica, que sea miembro de un equipo multidisciplinario en sarcomas de un centro especializado en tumores.
Sarcomas retroperitoneales:
Los sarcomas de tejidos blandos (STB) son un grupo de neoplasias malignas de origen mesenquimatoso, raras con menos del 1% de todos los tumores malignos y con más de 70 subtipos histológicos, con una alta morbilidad y mortalidad. Se han estimado 1.66 millones de nuevos casos diagnósticos de cáncer en 2015 en los Estados Unidos, de los cuales, solo 11,930 casos habrían sido Sarcomas de tejidos blandos. En Colombia según el anuario estadístico del 2015 se evidenciaron nuevos casos en retroperitoneo por sarcoma en el 41 % y a nivel del tejido conjuntivo y tejidos blandos se evidencio el 41 % correspondiente a sarcoma. La verdadera incidencia de STS es probable que esté subestimado, ya que algunos sarcomas viscerales es probable que se contaron con su órgano de origen en lugar de STB. Se ha considerado mayor frecuencia en hombres 1:4:1.2. La edad mediana en el momento del diagnóstico es de 59,2 con una distribución bimodal de picos en la quinta y octava década de la vida.
Los sarcomas de tejidos blandos ocurren más comúnmente en las extremidades, para un 12 % en extremidades superiores y un 28 % en extremidades inferiores. El tipo de sarcoma de tejidos blandos más común en la extremidad es liposarcoma (LPS). Los STB viscerales representa el 22% de todos los STB e incluye tumores del estroma gastrointestinal (GIST) y leiomiosarcoma uterino (LMS). Los sarcomas retroperitoneales son el 16% de todos los STB, mientras que el tronco y otros sitios (incluyendo la cabeza y el cuello) son el 10% y el 12%, respectivamente. Los sarcomas retroperitoneales suelen ser liposarcomas y leiomiosarcomas. En general, el liposarcoma es el tipo más común de Sarcoma de tejidos blandos que representa aproximadamente del 20% al 25 % de todos los STB.
Los sarcomas retroperitoneales tienen una alta tasa de recurrencia local del 50 % a 5 años y una supervivencia a 5 años que varía del 12 – 70 %. La cirugía representa el pilar del tratamiento, cuyo objetivo son resecciones extendidas para lograr márgenes negativos que es el determinante
fundamental en la supervivencia y la recurrencia local. Su comportamiento agresivo hace de este tipo de tumores un desafío clínico para el diagnóstico y más aún para el tratamiento. La cirugía es el único tratamiento potencialmente curativo. En cuanto a la resección quirúrgica se considera que el margen negativo es uno de los factores pronósticos más importantes e independiente relacionados con la supervivencia global. La práctica de resecciones multiviscerales para obtener márgenes negativos es uno de los pilares en el manejo quirúrgico, siendo así la resección completa el factor pronóstico más importante para la supervivencia prolongada. La resección multivisceral en bloque puede ser necesario hasta en el 83% de los pacientes para lograr márgenes negativos. Los órganos más comúnmente resecados son el riñón, colon, suprarrenal, páncreas, vejiga y bazo (3). Bonvalot y colegas (4) describieron 3 niveles de resección quirúrgica para el sarcoma retroperitoneal primario, se consideraron resecciones compartimentales completas en pacientes. que tenían resecciones de órganos contiguos no involucrados de modo que un borde de tejido norma fue resecado para asegurar una amplia escisión. Una resección completa simple cuando el tumor fue solamente eliminado y la tercera clasificación incluía procedimientos en el que se resecaron de manera contigua los órganos afectados por invasión. Pacientes sometidos a resecciones compartimentales completas tuvieron una tasa de recurrencia 3,29 veces menor en comparación con la resección simple sola. La tendencia actual en el tratamiento quirúrgico de los sarcomas retroperitoneales no es solo resecar el tumor, sino asegurar que la extensión de la resección tenga un margen negativo incluso si esto significa que se necesita una resección extendida. Dada la ubicación de los sarcomas retroperitoneales, la evaluación confiable de los márgenes microscópicos puede ser un desafío. Gronchi y colegas (5) realizaron resecciones agresivas extensas en bloque evidenciando un mayor control local, con un 28% de recurrencia local a 5 años versus 48% cuando se realizó una resección menos agresiva.
Por su baja incidencia, presentacion tardia y alta complejidad en el manejo quirurgico los sarcomas retroperitoneales deben ser manejados en centros de referencia de alto volumen con grupos multidisciplinarios dedicados al estudio y tratamiento de los pacientes con esta patologia. Gutierrez y colaboradores de la Universidad de Miami publicaron en el 2007 un estudio con 4205 pacientes tratados en los Estados Unidos donde se evidencio que los pacientes tratados en centros de alto volumen presentaron disminución en la mortalidad en el primer meses post operatorio, tres meses y 40 meses con significancia estadística. El análisis univariado mostro aumento significativo en la supervivencia en los centros de alto volumen en pacientes con tumores de alto grado, mayores de 10 cm y localización en tronco y retroperitoneo (6).
El estudio descriptivo retrospectivo del Instituto Nacional de Cancerología en el manejo y desenlaces oncológicos de los pacientes con diagnóstico de tumor retroperitoneal en un periodo de 11 años, con 101 pacientes tratados en este periodo, evidenció una resección completa en el 74,3%, con resecciones viscerales en bloque en 68,3% de los pacientes. La mediana de seguimiento fue de 549 días, con una supervivencia global de 41,1% a 5 años. La recaída local fue de 54,2% y la progresión sistémica de 25%. Este estudio muestra que los tumores retroperitoneales se presentan en estadio avanzado, tienen pobre pronóstico oncológico principalmente por alto porcentaje de recaída local. El manejo óptimo tiene como pilar la cirugía idealmente en centros de referencia. Inicia desde la sospecha diagnóstica e incluye el uso racional de imágenes, el análisis histológico por patólogos con experiencia, la planeación preoperatoria y la decisión de terapias neoadyuvantes o adyuvantes de acuerdo al tipo y estadio tumoral.
Por lo anteriormente expuesto, se evidencia la complejidad en el diagnostico, estudio y tratamiento de los pacientes con sarcomas retroperitoneales. El manejo en centros de alto volumen y grupo multidisciplinario es un imperativo para mejorar los desenlaces clínicos de estos pacientes, disminuyendo su morbi-mortalidad, costos e impacto de esta patología en la población general y en el sistema de salud colombiano
Citorreducción y quimioterapia intraperitoneal hipertérmica
La citorreducción es la parte inicial de el procedimiento en la que el cirujano retira todo el tejido tumoral visible de la cavidad abdominal, incluyendo la resección de órganos comprometidos por tumor que pueden incluir parte del peritoneo , hígado, estómago, bazo, intestino delgado o intestino grueso, útero, ovarios y trompas de Falopio y vejiga.
La quimioterapia intraperitoneal hipertérmica (HIPEC por sus siglas en inglés), es la segunda parte de el procedimiento cuando se coloca quimioterapia caliente dentro de la cavidad abdominal (también llamada cavidad peritoneal) en vez de ponerla intravenosa. Al poner la quimioterapia directamente en el abdomen, los medicamentos pueden tratar las células cancerígenas directamente. Los medicamentos también son absorbidos por los tejidos de abdomen y transportados hacia la sangre; por este medio pueden alcanzar células cancerígenas que hayan viajado a otras partes del cuerpo.
Este procedimiento esta indicado en pacientes seleccionados con metástasis peritoneales de cáncer de colon, cáncer de apéndice y cáncer de ovario que no tengan compromiso de otros órganos extra-abdominales o compromiso masivo de los ganglios linfáticos.