miércoles, 01 de julio de 2015
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TRATAMIENTOS Y PROCEDIMIENTOS PRESTADOS Los tratamientos de las neoplasias urológicas disponibles en el Instituto Nacional de Cancerología son los aceptados mundialmente y que se pueden efectuar con la tecnología necesaria al igual que en el resto del mundo. Incluyen desde el manejo quirúrgico hasta los tratamientos de quimioterapia, radioterapia, braquiterapia, hormonoterapia y terapias blanco. Es necesario discriminarlo de acuerdo al órgano afectado como sigue: Carcinoma de próstata: Si es localizado se puede ofrecer manejo con cirugía mediante prostatectomía radical y linfadenectomía ilíaca bilateral, radioterapia externa, braquiterapia o en casos muy seleccionados vigilancia activa. En enfermedad de alto riesgo se requiere manejo combinado que incluye la hormonoterapia con la radioterapia y la cirugía. En los casos de enfermedad avanzada se incluye la posibilidad de manejo con hormonoterapia, diferentes tipos de quimioterapia y radioisótopos alfa emisores (radio 223) Carcinoma de vejiga: Requiere manejo inicial con cirugía mediante una resección transuretral de toda las lesiones, para posteriormente definir el manejo según su profundidad en terapia intravesical (quimioterapia o inmunoterapia) o terapia con cirugía adicional de cistectomía radical asociado a quimioterapia en etapas más avanzadas. Carcinoma renal: El manejo básico es quirúrgico con nefrectomía radical, pero en casos avanzados de la enfermedad puede requerir cirugías adicionales y tratamiento sistémico con terapia blanco (inhibidores de tirosincinasa, inhibidores m-TOR). Carcinoma testicular: Su tratamiento primario es la cirugía con la realización de orquidectomía radical. Posteriormente dependiendo del estadio de la enfermedad y su clasificación patológica puede requerir de manejo con radioterapia, quimioterapia, resección linfática retroperitoneal primaria o citorreductora (postquimioterapia). Carcinoma de pene: El manejo inicial es quirúrgico con resección completa de la lesión mediante penectomía (parcial o total), seguido del manejo inguinal mediante la realización de ganglio centinela, linfadenectomía, y en estadios más avanzados con quimioterapia o radioterapia.
PREVENCIÓN Y SEGUIMIENTO Lo principal dentro de la prevención es la sospecha clínica con los síntomas de alerta detectados por el médico especializado (tacto rectal), y los laboratorios respectivos, como el PSA, que nos pueden dar información en forma temprana de cualquier alteración de los órganos urológicos. Es importante también tener presentes los antecedentes de tumores de familiares que dan una información adicional de predisposición familiar que puede darse en los tumores urológicos, y así realizar la pesquisa con estudios necesarios para la identificación temprana de cualquier neoplasia. Adicionalmente uno de los factores de riesgo predisponentes para estos tumores es el consumo de cigarrillo, que facilita la aparición especialmente de tumores vesicales y renales. Dentro del seguimiento es importante que se requiere, en todos los casos, la realización de chequeos médicos periódicos y la realización de exámenes de laboratorio y radiológicos pertinentes, para determinar la evolución del tratamiento, y así efectuar la intervención temprana que sea necesaria en forma individual. |
