Es, como acaba de afirmarse, el cáncer de piel más común, en especial en las personas caucásicas (blancas), y además el menos peligroso si se detecta en estadios tempranos.
Comienza con una pequeña papula (tumorcillo eruptivo) ó un hundimiento de piel que sangra, provoca picazón y genera una costra que nunca cura, proceso que dura alrededor de dos o tres semanas. Luego los bordes de la úlcera comienzan a elevarse y a tornarse rojos, rosados ó, lo más frecuente, de color blanco perlado traslúcido, con una cantidad mínima de vasos sanguineos visibles.
Este tipo de cáncer de piel no se disemina a otras partes del cuerpo, pero, si no se trata, puede extenderse por debajo de la piel y llegar al hueso y provocar daños graves e irreversibles.